lunes, 30 de abril de 2012



El pasado es una colección de silencios, pero hay partículas calladas, irrecuperables provincias de mutismos, albas y crepúsculos que quedaron ocultos. Lo perdido tuvo color, pero ahora es incoloro. Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche, pero el insomnio actual tiene otra partitura. Lo perdido es también un par o dos de labios que probaron el sabor de los míos, y que ahora, tan sólo puedo besar en mi memoria. Todo se va borrando, todo pasa a ser sombra y vacío. Y el obligado final nos ayuda a olvidarlo.

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